Demiurgo -La nueva historia de maximilliam-

Demiurgo

Preludio
El brillo solar se podría apreciar hacia el este al otro lado de la montaña, mientras en dirección contraria la luna todavía emitía un poco de su brillo.
Sentado en una de las bancas del boulevard, el viejo camino de piedras, en todo su recorrido estaba acompañado con árboles de gran tamaño que no dejaban pasar la poca luz que había a esas horas, llevaba un saco negro largo hasta los tobillos, esperaba pacientemente mientras acariciaba el talismán que llevaba en el pecho. Cuando se escucharon pasos de unas botas, aunque por la niebla y la poca luz no se podía ver quién era, se escucharon un par de pasos más, ya se podía distinguir la enorme figura de casi dos metros, si es que no pasaba los dos metros, con su sombrero negro y su saco del mismo, aunque la niebla no dejaba ver todavía su rostro.
Otros dos pasos más, su alargado rostro dibujaba una sonrisa mientras contemplaba al tranquilo individuo sentado ya a tres metros de él.
Llegas tarde Melén –fueron las palabras de bienvenida que recibió.
De que te preocupas Biedma tenemos todo el tiempo del mundo –fue la fría y hasta sarcástica respuesta.
Puede que tengas razón pero no es motivo para desperdiciarlo.
Melén intervino: Iré directo al grano, quiero que me des el Talismán del Demiurgo.
Sabía que venias por eso –respondió Biedma sin asombro alguno- siempre lo has deseado y como la situación actual era inevitable que vinieras por él.
Es cierto lo necesito para poder completar lo iniciado hace ya mucho tiempo –terminada la frase propidio un puñetazo hacia la cara de Biedma el cual detiene fácilmente con su mano.
No lo obtendrás nunca –dijo esto mientras apretaba su puño y lanzaba a su adversario hacia atrás- este secreto no te puede ser concedido. –salto de la banca y se preparaba para luchar.
Ya espere suficiente tiempo por el … -Melén se encontraba de pie y se lanza hacia Biedma a toda velocidad, sus dos puños chocan, la onda de choque sacude los arboles alrededor, un segundo golpe no se hace esperar por ambos de igual manera chocan, los golpes comenzaron aumentar de velocidad por parte de ambos siendo detenidos habilidosamente con otro golpe, comenzaron a combinarse los golpes con patadas, siendo detenidos igualmente por cada uno, pero ya le velocidad era tal que solo podían verse pequeñas ráfagas por donde pasa la trayectoria del puñete, de repente como si el tiempo se detuviera y corriera más lentamente Biedma logra ver un vacio en el los ataques de Melén, justo en su pecho es ahí donde se dirige la palma de su mano la velocidad es tal que produce una onda de choque, después del golpe que lanza de Melén varios metros atrás dejando marcado todo el trayecto con los ladrillos destruidos.
La reacción de Melén no se hace esperar, mira a su adversario con total desprecio, mientras la banca en la donde había estado sentado comienza a desprenderse del suelo y a elevarse repentinamente es lanzada hacia Biedma, le da una mirada de reojo, este da un salto y propiriendole una patada, deja reducida a unos astillas y palos lo que hace poco fue una banca, Biedma cae dando la espalda a Melén, Biedma lo mira sobre el hombro y le dice:
Has mejorado tu telequinesis, pero aun estas bastante lejos de superarme.
Dos árboles de su costado, comienzan a sacudirse y poco a poco a elevarse, dejando al descubierto sus raíces, rotan girando en dirección hacia Melén, este sonríe de oreja a oreja, ahora los arboles se dirigen hacia el esquiva uno moviéndose a la velocidad de un rayo a un lado, cuando el otro está a centímetros de golpearlo, da un colosal salto que lo pone justo en una posición ventajosa sobre Biedma, Melén da un giro en el aire preparándose para darle una patada, antes siquiera de descender un centímetro más, uno de los arboles golpea directamente su espalda, siendo lanzado varios metros, en su caída destroza el piso de piedra, ni bien se para y los arboles se dirigen nuevamente hacia él, rápidamente da un golpe al primero destrozando en cientos de pedazos, el segundo se dirige peligrosamente hacia él, usando su telequinesis logra detenerlo a dudas penas, salta sobre en él y corre encima del árbol, da un salto para ir a toda velocidad contra Biedma, quien ya tenía preparado otro árbol para lanzarlo.
El impacto es inminente Melén mete su mano dentro de su abrigo y saca una espada corta, un gladius, expedía un magnifico brillo plateado, en la empuñadura más exactamente la espiga, tenia grabado la cabeza de un león con cuerpo de serpiente que recorría todo la empuñadura. Como si fuera un pedazo de leña seca, el árbol queda partido en dos.
Así como una estrella fugaz cruza el cielo, en un instante Melén se encuentra frente a frente con Biedma, la punta del gradius mira hacia la luna reflejando tenuemente su luz, Melén lanza un grito dejando caer el gladius sobre la cabeza de su adversario, pero este logra detenerlo con ambas manos aunque su esfuerzo es inútil al recibir una fuerte patada en la boca del estomago cayendo de espaldas sin aire.
Ya en el suelo recibe un patadon que lo hace estrellar contra un árbol, destrozando. Melén se acercaba para un nuevo remate, pero Biedma logra recuperarse y le propina un golpe la cara.
Este escupe sangre y dice: Menos mal que te recuperaste ya pensé que esto era demasiado fácil.
Biedma se quita el abrigo y lo lanza, antes que este caiga al suelo ya le esta propicionando una serie de golpe en el cara y el cuerpo haciendo tambalear de lado a lado, para terminar con un gancho que lanza a los aires a Melén, este se encuentra en el aire pero Biedma ya está sobre él, le da un tremendo tacle que lo estampa contra el suelo, justo en el mismo momento en que el abrigo toca el suelo.
Biedma coge de su larga cabellera negra a Melén y lo lanza nuevamente al aire, este se recupera, ambos se aproximan uno hacia al otro a gran velocidad. La peor parte la recibe Melén quien tras el impacto es mandado contra los arboles rompiendo cuatro en el proceso, Biedma por su parte solo recibió un golpe en la cara, escupe sangre y sale a toda carrera para dar el remate, el rodillazo impacta en el pecho de Melén, fue tal el impulso que produjo otra onda de choque quedando destruido el árbol que se encontraba atrás de él. Antes de caer recibe una patada de media luna para finalmente caer sobre las piedras desprendiéndolas.
Apoyándose sobre el gladius para pararse, hace levitar varias de las piedras a su alrededor, antes de poder lanzarlas, Biedma ya se encontraba detrás suyo, Melén da una salto hacia delante logrando evitar la patada, ahora se encuentra en el levitando en el aire, termina de lanzar las piedras contra Biedma, el cual no hace el mas mínimo intento de esquivarlas, a pocos centímetros las piedras fueron detenidas por la telequinesis de Biedma, para luego ser convertidas en polvo por la presión ejercida.
Melén no sale de su asombro, mientras Biedma también comienza a levitar le dice:
-ya me canse de este juego terminare de una vez contigo.
Ambos están listos para el choque final, Biedma sale primero, Melén empuña su espada y sale al encuentro.
Poco después cae un brazo cortado, seguido por el cuerpo de Biedma y más lejos el sombrero de Melén, quien se dirige al cuerpo de Biedma, lo coge el cuello y lo levanta agarra el amuleto, este tenía el mismo grabado que su gladius, la cabeza del león con aureola y cuerpo de serpiente pero este contenía además una luna a la izquierda y una estrella de seis puntas a la derecha. Lo mira cuidadosamente una sonrisa se dibujo en tu rostro luego arranca el amuleto del cuello de Biedma y lo deja caer.
El sol dejaba asomar su redonda figura atrás de las montañas, mientras Melén cogía su sombrero y caminaba en dirección opuesta al sol, justo por el mismo camino por donde vino.

Chapter 1: Cita
Un típico día frio de Julio, cielo despejado el sol ya resplandecía pero aun no calentaba.
La casa de Alvar Casani quedaba en un barrio acogedor, uno de los mejores de la ciudad, era una casa de color blanco, bastante elegante, como todas las de alrededor, eran las seis cuarenta y cinco de la mañana se terminaba de cambiar, llevaba los clásicos jeans azules muy de moda entre los jóvenes actuales, se puso un polo de color negro entero, tenía una contextura normal, lo que se diría el promedio, ni muy flaco y muy gordo, pero de decir verdad el estaba bajo el promedio de todos sus compañeros de clase, tanto en el peso y ligeramente en la estatura, lo que le incomoda un poco, le gustaría subir un poco de peso, pero eso no le molestaba esta mañana, estaba de buen humor hoy día. Metió la mano por el cuello del polo, jalo de una cadena y dejo caer sobre su pecho un ciertamente voluminoso pendiente de forma circular, de color rojo y en el grabado en alto relieve la cabeza de un león con cuerpo serpiente rodeado por una aureola, y la izquierda una luna y, a la derecha una estrella de seis puntas. Contrastaba muy bien con su bronceada piel, le daba cierto tono dorado a su piel. Peino su alborotado cabello completamente hacia atrás con la ayuda de un fijador por supuesto, terminada la operación dio un pequeño golpe a su mejilla y sonrió.
Baja por las escaleras y se dirige a la cocina donde se encontraban sus padres los saluda con un beso:
-Hola papa, hola mama.
-Vas a llegar tarde Alvar-le dice su mama.
-Si lo sé, se me hizo tarde.
Toma su vaso de jugo a toda prisa de igual manera hace con su tasa de leche, y sale corriendo:
-Chau papa, chau mama- se despídame mientras cierra la puerta
-Adiós, cuídate-dicen en coro sus padres.
Alvar está corriendo camino al metro, llega a una esquina y se tropieza con alguien más, su cara dio contra el pecho del otro individuo, retrocedió un paso tras el choque:
-Hey niño, ten cuidado –Dijo, era un tipo bastante alto, de mediana edad, con un abrigo negro largo, llevaba el pelo negro largo amarrado con una cola atrás, pero dejaba escapar unas mechas de cabellos en la cara, su rostro era largo y algo flaco y su piel bronceada, unos lentes oscuros, de forma circular no dejaban ver sus ojos.
-Ah, lo siento, perdón –respondió Alvar mientras se sobaba la nariz.
-bonito pendiente el que tienes ahí –dijo mientras dirigía la miraba hacia él y comenzaba ligeramente alzar el brazo.
-Gracias –dijo Alvar y salió corriendo rápidamente.
Nuestro oscuro personaje, voltea para seguirlo con la miraba.

El metro estaba siempre lleno a esas horas, sin embargo Alvar logro conseguir un sitio aprovechando para dar un repaso a sus anotaciones, al otro lado del vagón, parado y apretujado entre toda la gente un figura con un saco negro, observaba de reojo a Alvar.
Corriendo por los pasillos de su instituto le da alcance a Brian, un amigo suyo de su mismo año, casi del mismo porte, pero lo más distinto de él es su largo cabello, con una cola que llega hasta la mitad de la espalda, lo alcanza y le dice:
- Hey Brian, tienes que correr más rápido si quieres llegar a clases temprano.
- Si loco – contesta algo agitado – vamos rápido los, así pasamos caleta.
- Ya, ya vamos apura.
Llegan a la puerta de su clase, todo agitados ya esta demás decir que el profesor les dio lección de puntualidad y buenos morales, para las risas de todos sus compañeros.
También esta demás decir, que su clase fue muy y divertida, tanto que Alvar no pudo evitar lanzar varios bostezos y una que otra cabeceada, pero finalmente se acabo su martirio.
Todo transcurría como cualquier otro día Alvar salió acompañado por Brian y sus otros amigos Joe y Manuel, la mayoría de la clase confundía a este par, tenían la misma contextura gruesa y ambos el pelo negro y la cara cuadrada, si uno los miraba de espaldas de verdad se confundía, pero la verdad que eran completamente opuesto.
- Que clase pa’ más aburrida –dijo Brian- y con esta gripe, me dio un sueño.
- Si es que está haciendo mucho frio –intervino Manuel- yo también estoy con la gripe y hasta me duele la cabeza.
- Que mal entonces no vamos a ir a jugar –dijo con tono burlón Alvar- yo no estoy enfermo y tenía ganas de ir a jugar.
- Claro que vamos a ir a jugar –respondió Joe- eso ni la gripe lo detiene – luego dio un fuerte estornudo.
Salud, respondieron al unisonó Brian y Alvar, mientras que Manuel respondió, Muere.
- Muere tu maldito –respondió rápidamente Joe- y gracias para ustedes.
- pero bueno, yo les decía de broma para ir a jugar.
- ¿¡Cómo!? –Dijo asombrado Joe- ¿Tu no más a ir jugar con nosotros? ¡Tú! Alvar Casani.
- Bueno, es que –respondió tímidamente- … es que tengo una cita.
- ¿¡Que!? –Fue la respuesta en coro-
- ¿Y con quién? –Inquirió Brian-
- Se llama Alexia, Alexia Seixas.
- Bonito nombre –dijo Manuel- ¿de dónde la conoces?
- esto… es una larga historia, y ya me interrogaran otro día porque ya se me hace tarde.
- Esta bien – menciono Brian- corre nomas, loco y suerte
- Si, no hagas ninguna sonsera tuya –agrego Manuel.
- Gracias –le respondió Alvar con un tono sarcástico- chau a todos-
- Chau –respondieron en coro-
Cuando ya estaba se había perdido de la vista, Joe comento:
- Me pregunto quién era esa chica.
- No lo sé supongo que ya nos contara –contesto Manuel.

El parque central de Moura, era el sitio ideal como punto de encuentro, poseía una majestuosa pileta central en cuyo centro resaltaba la imponente figura de un ángel, de más de dos metros y medio de altura, y en sus brazos llevaba un cántaro, dejando caer sus aguas sobre la pileta era toda una obra de arte que data del siglo XV.
En el lado oeste de la pileta, justo hacia donde se dirige la mirada del ángel, se encuentra Alvar Casani, no se hace mucho que esperaba ahí, pero él su cabeza ya rondaban todo tipo de emociones y pensamientos, y se superponían uno encima del otro.
Pensamientos como lo afortunado de haber conocido a una chica así, sobre todo que parecía corresponderle, y en como lo había conocido, nunca hubiese podido imaginar que una novela le haría conocer a una chica, fue en este mismo parque donde sentado en una banca estaba leyendo, cuando una voz lo interrumpió:
-Tú también lees “Crónicas Oscuras”, es uno de mis favoritos.
El largo y brillante cabello negro que caía sobre los hombros de la fémina, cautivaron a nuestro lector y no le dejo pensar en una respuesta adecuada, siguió un par de segundo en silencio entonces ella continuo.
-Me gusta la forma en que narra el autor, Khain Eido, esa manera entre abstracta y fantástica llena de metáforas -decía mientras se sentaba a su lado.
-Tienes razón –al fin atino a decir algo- también me gusta eso, aunque al comienzo lo considero un poco confuso y hasta avece me pierdo.
-Un poco en realidad, pero luego de que… ah por cierto me llamo Alexia, Alexia Seixas.
-Mucho gusto yo soy Alvar Casani.
-No he conocido a muchos que se animen leer estos libros, en cierta forma son algo profundos.
-Recién comencé a leer a decir verdad me era difícil seguir la lectura –Alvar seguía bajo un encanto al hablar con ella, para él era como estar en otra novela de fantasía- pero después de eso es muy interesante y te atrapa.
-Eso es porque el protagonista tampoco sabe lo que ha pasado es por eso…
Alvar es traído de vuelta al presenta al escuchar una voz:
-¿Llevas esperando mucho rato? –otro vez los largos y brillantes cabellos negros tomaban por sorpresa a Alvar, junto con el rostro de redondo de Alexia, y su piel blanca casi al punto de la palidez resaltaba las sombras negras de sus ojos, unos ojos verdes por cierto. Su esbelta y bien proporcionada figura era el encanto para muchos hombres, pero Alvar se quedaba atrapado en sus ojos.
-No acabo de llegar –respondió mientras pensaba que era una respuesta muy típica en estas situaciones.
-Que bueno Alvar, entonces vamos a dar una vuelta por el parque.
Tomo a Alvar del brazo y se lo llevo por la acera de piedra labrada.
Luego de unos cuantos minutos de camino los cuales Alvar los paso sonrojado porque todos los hombres que pasaban cerca, volteaban la vista y dejaban escapar algún comentario de envidia para dicha pareja, debido tal vez al pantalón negro ajustado que llevaba Alexia, ella solo soltaba una risita para dentro suyo y Alvar con la cara roja no sabía que decir.
Después de ese trayecto llegaron a un tienda compraron un par de helados de barquillo sabor chocolate. Se pusieron a disfrutar de este delicioso helado en una banca.
-¿Te acuerdas de cuando nos conocimos?-pregunto Alvar.
-Claro -respondió Alexia con una sonrisa en el rostro.
-A decir verdad me sorprendió mucho que te acercadas a conversarme…
-Es que me parecías simpático –interrumpió Alexia- y para serte sincera yo también me sentía sola y vi que teníamos algo en común, lo sentí al verte.
-Alvar se puse algo nervioso pero alcanzo a decir- Yo… también creo que tenemos varias cosas en común… -hubo una pausa de unos cuantos segundos, mientras se mirada se confundía con la de Alexia- hace un mes que nos conoces pero siento que te conozco desde hace mucho. Ya… ya siento que te quiero… eres muy importante para mí.
-Para cuando Alvar termino de hablar Alexia tenía un bigote de helado, entonces le dijo- Si Alvar yo también siento lo mismo –en este momento sus ojos escapan de la mirada de Alvar, haciendo jugar su cabeza, y continua diciendo- pero esta situación de debía darse, no es que no te quiera, todo lo contrario lo que pasa es… -por un momento se queda petrificada y un escalofrió recorre toda su espalda hasta llegar a la punta de sus pelos, pero después levanta la mirada y le da un beso en la mejilla y le dice- Esta bien vamos a intentarlo.
Después de darle el beso se da cuenta de que le ensucio la cara con el lado y comienza a reír, Alvar hace lo mismo al darse cuenta de la situación.
Ambos se quedaron sentados en la banca apoyados uno en el otro.
Comenzaba atardecer en cielo se teñía de rojo y naranja cuando Alexia dijo:
-Ven te tengo que mostrar algo.
Lo tomo del brazo y el la acompaño si protestar ni decir una palabra. Caminaron cerca de 10 minutos cuando Alvar le dice:
-¿Está bien? Te noto preocupada ¿Qué te pasa?
- ya llegamos –contesta ella después de una larga pausa continua- perdóname yo no quería.
-¿Qué pasa? No entiendo…
-Yo te lo puedo explicar –una voz gruesa provenía entre los árboles, Alvar voltea a donde provenía el sonido- joven Alvar Casani, o mejor dicho Alvar De la Quintana.
-Bueno trabajo Alexia –fue lo que dijo mientras salía de las sombras de los arboles, era aquel tipo alto y todo de negro, que Alvar se cruzo en la mañana, tenía la miraba fría y con desprecio e indiferencia observaba al joven sorprendido- Ahora me darás el amuleto del Demiurgo que llevas ahí.
¿Demiurgo? –Pensaba Alvar- ¿mi amuleto? ¿Qué es lo que pasa aquí? ¿Qué tiene que ver este sujeto con Alexia? ¿Por qué el odio hacia él me invade?